lunes, 28 de agosto de 2017

Parte 3 - El peligro de tener amigos

Logré ponerme en contacto con “Historias desobedientes y con faltas de ortografía” el grupo de feibu dónde se juntan hijas e hijos de represores.
Todavía el contacto es virtual, no pude ir a un encuentro pero para la próxima será en persona.
El afecto con el que me recibieron me desarmó... miles de abrazos virtuales.
El juntarse sana, ayuda.
Y los recuerdos de situaciones, y el sentido de los mandatos.
Y cómo todo tiene que ver con disciplinar.
Una de las prohibiciones con las que vivíamos, mi hermana y yo, era que no podíamos tener amigos.
Tu única amiga es tu hermana, era la órden.
Una noche que llega mi padre de trabajar me encuentra con que me había lastimado, y me pregunta cómo.
Y yo criatura, no sé si llegaba a los 6 años, le digo que estabamos “con una amiga andando en bicicleta y me caí”... y estalló el mundo... una de sus rabietas... empezó a los gritos que nosotras no podíamos tener amigas, que cómo puede ser, la increpó a mi vieja por dejarnos salir a jugar afuera, y todo el caos que se armaba cada vez que algo lo enfurecía, y empezaba a tirar cosas y a romper.
Y ya por, quién sabe cuántos días no hablaba con nadie.
El miedo constante de nosotras de no saber qué poder decir o no decir por las explosiones de carácter que rompía todo y después era el silencio, andar todos de punta de pié porque no sabíamos qué podría desatar un nuevo estallido.
A mi nunca me pegó, no era necesario.
Ya de grande fui encontrando verdaderos amigos que me regaló la vida y fui entendiendo el “pecado” de la amistad, que alguien te aprecie sin juzgarte y que te quiera incondicionalmente.
Y ahora encontrando a mis nuevas hermanas, entiendo lo “peligroso” que puede ser tener amigos, juntarse, hablar de la realidad que no se quiere, y buscar cambiarla, y lo más peligroso de todo, entender que una no es la única que piensa así.

Solos y aislados dificilmente se pueda hacer algo... por eso es tan peligroso tener amigos.

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