viernes, 24 de septiembre de 2021

Los dueños del silencio

Después de las elecciones, con todo el revuelo que se armó, y más exactamente después de que Cristina publicara su carta, hubo una parte de la discusión que pasaba por las discusiones hacia adentro. Que no se podía hacer públicas las discusiones. Una vez más querer hacerla callar a Cristina…

Que la discusión sea en silencio.

Me hizo pensar en ¿por qué el silencio?

¿A quienes les conviene el silencio?

Qué mejor, que la discusión política se de para afuera, con la participación del pueblo.

Algo que pude experimentar, es cuando se hace un trabajo colectivo, un texto o lo que sea, une empieza con un borrador y después cada une va agregando un matiz, porque cada persona tiene miradas, información, o ideas que pueden nutrir esa idea inicial, y la verdad es que el resultado final es de una riqueza… que la mejor manera de hacer las cosas es de forma colectiva y multidisciplinaria.

Pero…

El problema se presenta cuando el objetivo no es el mismo para todes.

Ahí es dónde empieza a ser necesario, para les conspiradores, el silencio.

Si, para qué andar con vueltas… hay quienes tienen objetivos que son inconfesables y por eso les conviene el silencio.

Como experiencia, cuando empecé el camino de les desobedientes, el hecho de poder hablar con otres que habían pasado por lo mismo, que además de tener experiencias similares, tenían sensaciones similares, fue muy sanador.

En ese camino de conocer personas, de distintas situaciones, me llamó mucho la atención que tanto a nosotres, familiares de genocidas, como a familiares de detenides, o incluso a sobrevivientes, también les pasaba eso de no poder hablar de lo que pasó.

Personas que tuvieron algún familiar víctima de la dictadura y no poder hablar de ello, porque era un estigma, hijes que no tenían ninguna información de lo que habían pasado sus madres o padres, en esa época, y que por casualidad o por tres allegades se enteraban de lo que habían pasado; nosotres, guardando silencio, por vergüenza, por culpa, por miedo al rechazo, y en algún lugar del fondo del inconsciente, por mandato de nuestros padres, de eso no se habla, no se cuenta lo que pasa acá, o, de lo que se habla acá… El silencio.

Ellos, los dueños del silencio, nos necesitan callades, porque si hablamos entre todes, podemos encontrarnos con que no somos les úniques chiflades que vemos que… no es una alucinación nuestra lo que vemos.

El silencio es salud, decía una pegatina que daba vueltas en aquella época.

El silencio es la capa de piel que ataja la pus de una infección, que hace que el cuerpo se siga pudriendo, y que sea imposible de sanar.

El silencio es la costumbre de ellos, de la derecha, u oligarquía nacional, como quieras llamarlos.

Silencio y obediencia, por eso les jode tanto la manifestación popular.

En nuestra historia masomenos reciente, a las Madres y Abuelas, a los organismos de DDHH, se la pasaron ninguneandolos durante años, trataron de silenciarlos, pero no se pudo. Por eso es que se llegó a los juicio, este nuestro querido país, es ejemplo por ser el único país que juzgó a los propios genocidas.

Y esto, que parece algo que está allá lejano para algunes, es, como todo lo político, algo que toca la vida de las personas.

Compañeres desobedientes, que se han acercado, que son de otros países de Latinoamérica, nos cuentan la soledad que sienten, lo difícil que se les hace, porque en sus países, ni siquiera está totalmente claro y definido que hubo una dictadura asesina; no hubo juicios; no hubo, desde el estado un reconocimiento a los crímenes que se cometieron, por lo tanto no hay culpables, por lo tanto no hubo víctimas… y esos mismos asesinos, aún hoy siguen en el poder, lo mismo que sus descendientes que acatan el mandato, dejando a les compañeres que no acatan, en la soledad.

Una persona con su vida afectada por la falta de justicia.

Por eso a ellos les sirve el silencio.

Ahora estamos en democracia y en nuestro país hay un gobierno nac&pop, eso no quita que el poder esté en las mismas manos que desató una dictadura asesina, porque a lo largo de los años incrementaron su poder… porque pudieron… gracias al silencio.

Y si queremos remontarnos a la historia, podríamos empezar de cero, y quienes fueron los primeros asesinos que pisaron este suelo americano. ¿No te parece, ir tan lejos?

Bueno, tomá los nombres de las calles que coinciden con quienes aún hoy están en el poder, y comparalo con las familias que históricamente se robaron la tierra… si se hiciera una investigación de cada una de las fortunas de esta patria, no hay una que sea legítima y legal… por eso es mejor el silencio, por eso hay que cancelar la memoria, y por eso no hay justicia.

Durante el gobierno anterior cambiaron los próceres de los billetes por animalitos… y el ex jefe de gabinete se sentía muy orgulloso de eso… si nos tomáramos el trabajo de indagar en la historia familiar del ex jefe de gabinete, quedaría más que claro por qué prefiere borrar la memoria.

Y aunque parezca que estoy mezclando todo, al leer la historia de nuestro país podes ver que esta batalla que estamos llevando a cabo ahora, ya se viene librando del principio de los tiempos.

En su momento eran los habitantes originarios contra los invasores; unitarios y federales; azules y colorados; la famosa grieta, que la llaman grieta para bajarle el precio, porque es lucha de clases… si, si, con todas las salvedades y las diferentes versiones y definiciones de clase…

En definitiva nosotres y ellos.







martes, 13 de abril de 2021

Los que no dijeron que no.

“Los que no dijeron que no, esos son Auschwitz.” lo dice el fiscal Bauer en la película “La conspiración del silencio”, una peli alemana que cuenta el momento en que un joven fiscal, empieza una investigación por la denuncia de un pintor que encontró, como profesor en una escuela, a un nazi que estuvo en Auschwitz.

El joven fiscal, no tenía idea de lo que pasó en Auschwitz, como muches de su generación, la película transcurre en el año 1958, en Alemania y muches no sabían lo que pasó.

Los que no dijeron que no, esa frase me pegó en el medio del pecho.

A medida que avanza la investigación va encontrando más personas que pertenecieron al partido, que fueron nazis. Llega incluso a descubrir que su propio padre pertenecía al partido. Muchos de sus compañeros fiscales pertenecieron al partido. Por eso nadie quiere decir nada y alegan que es mejor no indagar y dejar que las heridas terminen de curarse. Como si las heridas pudieran curarse.

Una compañera alemana dice, cada vez que se canta “como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar,” que eso es mentira. que más allá de los juicios de Nüremberg, donde se juzgaron a los jerarcas, a los demás no los fueron a buscar y que el silencio al interior de las familias respecto de lo que hizo el abuelo o qué hizo papá durante la guerra, es ensordecedor.

Cada una de las compañeras que quiso indagar, se encontró con una pared. Y su búsqueda tuvo que ser por fuera de la familia.

Otra peli “Un muro de silencio” de Lita Stantic. Las dificultades que tiene una directora inglesa que viene a la Argentina para filmar una peli que trata el tema de los desaparecidos. Y como nadie quiere hablar, otra vez el silencio, la culpa de las víctimas que sobrevivieron, la vergüenza. Y en muchos casos todavía el miedo.

Otra vez el silencio.

Ellos se reproducen y sobreviven por el silencio.

Mi viejo fue uno de los que no dijo que no.

Era miembro de la prefectura, no sé qué hizo, porque nunca lo acusaron de nada, pero sí se lo que no hizo, no dijo que NO.

Al contrario, quiso enseñar a sus hijas que fue una guerra, que los terroristas querían matarnos a todos, que no podíamos decir que él era de prefectura, que si nos preguntaban en qué trabajaba teníamos que decir que era empleado del estado. “Afuera” no se cuenta nada de lo que se habla acá, ni de lo que pasa acá.

Ese “afuera” era malo era peligroso, todos los que no eran de la familia podían ser peligrosos.

Él no dijo que no, y fue parte.

Como miles… ¿cuántos habitantes había en ese momento?

Veinticinco millones de argentinos

jugaremos el mundial, mundial un…

hasta ahí nomás me acuerdo la letra…

Pero el silencio, y los que no dijeron que no.

Todes les que no dijeron que no. son este hoy.

Donde la segunda fuerza política está formada por los ideólogos de la dictadura, porque la pata civil nunca fue juzgada y porque el silencio.

Muchas veces me crucé con personas que hablan de su familiar, del ejército, o de gendarmería, o policía, o prefectura, hay una cierta familiaridad, un sentido de pertenencia, y ahí es dónde surge la pregunta que no se hace, que edad tiene y si estaba de servicio durante la dictadura.

La vez pasada alguien me decía, pero no todos estuvieron metidos, mi respuesta fue, si no estuvieron metidos se hubieran retirado o estarían exiliados, o muertos “en un enfrentamiento”, héroes caídos que los mataron los terroristas, y vos te criaste creyendo eso y sumando odio, fijate, por ahí el asesino es otro.

Cuando me empecé a enterar de lo que pasaba, no entendía cómo pudo pasar. Antes no sabía, tenía la versión de fue una guerra, pero cuando empecé a salir a ese “afuera” tan peligroso, a trabajar, a conocer gente, que algo contaba, pero siempre a medias, siempre con miedo, pocas palabras… algo no cuadraba.

Después el “Nunca más”, y los juicios, y la lucha de los organismos de DDHH, y las pelis, y libros, y… recién ahí ir sabiendo lo que pasó, y entender la mentira en la que me crié, y buscar el propio rumbo.

En soledad, claro… para elegir cómo pensar, o mejor dicho para poder tener un pensamiento propio hay que romper, y hay que salir, y hay que independizarse. Toda mi vida me la pasé o buscando laburo o buscando donde vivir, o buscando las dos cosas, o penando para poder pagar el alquiler, y en medio de esa constante, como pude, ir construyendo conciencia, y tratando de hacer algo con esto que voy sabiendo, que voy comprendiendo, porque yo estuve en la cabeza de mi viejo, y sé cómo piensan, y veo ahora a los juntos por la muerte y veo esa misma capacidad de no sentir la más mínima empatía, esa insensibilidad por el otro, ponen a las personas en un lugar tan alejado, que no les importa su dolor, al contrario, les resulta divertido, y algo de eso lograron filtrar, cuando el humor es la burla del otro, cuando el humor pasa por ridiculizar al otro.

Cuando tenía no sé si cinco años o menos, ni siquiera tengo conciencia de la edad que tenía, mi viejo me decía “váyase de esta casa acá nadie la quiere” y así y seguía hasta que yo, en la desesperación me largaba a llorar, y ahí estallaba la carcajada, se cagaba de risa y me daba un billete de dos pesos para consolarme… para que dejara de llorar. Así se divertía… con su hija, imaginate con alguien que no conocen que además es un “terrorista”.

Veo a distintos personajes los rocas, los ratazis, lo mercado libre, los juntos por la muerte en sus distintas versiones, tanto los enfermos como los asintomáticos, y tienen esa misma actitud de insensibilidad hacia el otro. Miralos cuando hablan, y compará, porque cuando no tenés cómo comparar es cuando te crees que todo es así.

Miralos cuando hablan y después escuchalas a Hebe, a Estela o a cualquiera de nuestras madres o abuelas… y notá la diferencia.

Eso que dicen que Hebe es una sacada, no, no es sacada; siente, ¿entendés? Siente, tiene sentimientos, porque las personas tenemos sentimientos. Eso de que nada te toca, nada te conmueve, que tenés que ser Terminator, eso es mentira, por eso te duele el estómago, por todo eso que sentís pero acallás porque en esta sociedad del orto que se fue formando entre matanzas y silencios, está mal demostrar sentimientos humanos, Porque claro, imaginate que todes dejemos fluir los que sentimos, ¿cuánto dolor hay encerrado en el silencio?

La única forma de curar ese dolor, es hablando, porque las matanzas que pasaron duelen, y nos duelen a todes, por eso mejor que nadie sepa, por eso mejor no se nada no veo nada no escucho nada, por eso una sociedad negadora, nadie vio nada, así pueden seguir amasando sus fortunas sin culpa. Un predio como la Ex ESMA, montones de edificios enfrente, pero nunca nadie vio nada…

El silencio, otra vez.

Los que no dijeron que no, son Auschwitz, dice… los que no dijeron que no, son la ESMA, Campo de Mayo, La Perla, el Pozo de Banfield, de Arana, y tantos otros centros clandestinos de detención.

Antes no entendía cómo pudo pasar la dictadura, cómo se permitió que pasara, hasta diciembre de 2015.

A partir de ahí entendí cómo una sociedad permite que pasen las cosas más terribles, por miedo, por no decir que no.

Y después, claro, nadie lo votó.

Que la pata civil de la dictadura no haya sido juzgada, hizo que pasaran las crisis del 89, la del 2001, y los cuatro años de mm. Que nos endeudaran como nos endeudaron y que la pandemia nos encuentre en este desastre económico.

Hace un tiempo atrás, Lagarde, esa de la que nos teníamos que enamorar, dijo que la gente vivía demasiado, y que el sistema de jubilaciones iba a colapsar el sistema…

Por eso van a aprovechar esta pandemia para eliminar toda la gente que sobra, para ellos.

Hace años que hay crisis de refugiados, porque los grandes poderes económicos se meten en distintos países a llevar “democracia” y dejan masacres, miles de personas huyendo hacia dónde pueden. Miles de personas totalmente desvalidas.

¿A quién te creés que ataca más el virus?

¿A quién mata el virus?

¿Por qué tanta insistencia con que la vacuna no sirve? ¿Desde cuándo la derecha invita a manifestarse?

Se la pasaron cascoteando todas las medidas sanitarias, aunque tuvieran que contradecirse día a día, diciendo cualquier incoherencia, invitándote a tomar lavandina. Nada les importa, tu vida no les importa.

A ellos le servimos muertos.

Si sobrevivimos a esto yo, no quiero estar, del lado de los que no dijeron que no.

domingo, 28 de marzo de 2021

Ellos no sienten culpa...

 Este 24 de marzo fue mas sentido, no sé por qué… será que el no poder juntarnos y sabernos que somos muches, dejó esa sensación de tristeza. Pero como hubo mucha actividad virtual, por ahí anduve navegando, leyendo… lagrimeando…

Se armaron distintos hilos de twitter con testimonios de personas de distintas edades, contando de madres, de padres, de hermanes, tíes, abueles, algunes hablando desde el no haberlo vivido, otres con la carga de los años pasados.

También otras actividades virtuales, y otros testimonios… y en muchos de esos testimonios salía a relucir la culpa… la culpa del sobreviviente, la culpa de quienes se exiliaron, la culpa de quienes se escondieron, la culpa… y me di cuenta que ellos, los genocidas no sienten culpa.

Y siguen actuando siniestramente, como es su costumbre.

Lo más impactante de esta última era de guante blanco, fue lo que cuenta Victoria Guinzberg https://www.pagina12.com.ar/331319-convirtieron-a-los-desaparecidos-en-trolls-el-dia-que-encont en esta nota de Página 12, me crucé con un twit de ella dónde empieza a contar, y… me corrió un frío por la espalda.

No soy muy impresionable con las salvajadas que suele hacer esta gente… tengo de parámetro a mi padre, por lo tanto una masomenos entiendo hasta dónde son capaces de llegar, pero esto que cuenta Victoria, que se encontró con su madre desaparecida en twitter, que una cuenta está usando el nombre de su madre desaparecida, que hay otras cuentas vinculadas que también utilizan los nombres de otres compañeres desaparecides… guau… parece que siempre hay un límite más de salvajismo siniestro que pueden atravesar estos tipos, y sin sentir culpa.

Mi intento de aporte a esta causa pasa por tratar de entender cómo funciona la mente de estos siniestros, pensando en cómo era mi padre. Es una base de análisis a la que van sumando distintas personas que conozco, que son gorilas, y que también llevan consigo ese odio visceral… entiendo hasta dónde son capaces de llegar porque sentí la frialdad y la ausencia total de empatía en relatos de mi padre, hablando del dolor y sufrimiento de otres como algo divertido, se con toda certeza que no les va a temblar la mano para romper a quien sea necesario para lograr sus deseos.

Y también gracias a mi padre puedo afirmar que no sienten culpa… muchas veces leo o escucho quienes piensan que “no pueden dormir en paz”… y no… no es así… él siempre decía que como no le debía nada a nadie, apoyaba la cabeza en la almohada y se dormía.

Y esto no es patrimonio sólo de los milicos genocidas, no, para nada, esto es lo mismo que constituye la esencia de nuestros ricos y poderosos, de nuestra oligarquía sanguinaria, los mismos que mataron a los pueblos originarios y se repartieron la tierra, y hasta el día de hoy siguen buscando a quién es necesario asesinar para lograr juntar más monedas en su alcancía.

Y ellos no sienten culpa.

Si analizamos la historia todas esas fortunas se gestaron con sangre y se alimentaron con sangre a lo largo de la historia, la última dictadura fue la más evidente demostración, pero si miramos para atrás… ¿cuánta muerte hay en cada una de esas fortunas?

Pero ellos no sienten culpa…

Escuchar a sobrevivientes, a hijes, a amigues, a distintos actores que les tocó ser víctimas de estos genocidas, y escuchar que sienten culpa… eso me hizo dar cuenta de que los victimarios no sienten culpa.

¿Qué contradicción, no? Las victimas sienten culpa, pero los victimarios no (1)









(1) Escribiendo esto noto que el género de la palabra “victima” es femenino, y el género de “victimario” , masculino… después minimizan la influencia del idioma.