martes, 13 de abril de 2021

Los que no dijeron que no.

“Los que no dijeron que no, esos son Auschwitz.” lo dice el fiscal Bauer en la película “La conspiración del silencio”, una peli alemana que cuenta el momento en que un joven fiscal, empieza una investigación por la denuncia de un pintor que encontró, como profesor en una escuela, a un nazi que estuvo en Auschwitz.

El joven fiscal, no tenía idea de lo que pasó en Auschwitz, como muches de su generación, la película transcurre en el año 1958, en Alemania y muches no sabían lo que pasó.

Los que no dijeron que no, esa frase me pegó en el medio del pecho.

A medida que avanza la investigación va encontrando más personas que pertenecieron al partido, que fueron nazis. Llega incluso a descubrir que su propio padre pertenecía al partido. Muchos de sus compañeros fiscales pertenecieron al partido. Por eso nadie quiere decir nada y alegan que es mejor no indagar y dejar que las heridas terminen de curarse. Como si las heridas pudieran curarse.

Una compañera alemana dice, cada vez que se canta “como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar,” que eso es mentira. que más allá de los juicios de Nüremberg, donde se juzgaron a los jerarcas, a los demás no los fueron a buscar y que el silencio al interior de las familias respecto de lo que hizo el abuelo o qué hizo papá durante la guerra, es ensordecedor.

Cada una de las compañeras que quiso indagar, se encontró con una pared. Y su búsqueda tuvo que ser por fuera de la familia.

Otra peli “Un muro de silencio” de Lita Stantic. Las dificultades que tiene una directora inglesa que viene a la Argentina para filmar una peli que trata el tema de los desaparecidos. Y como nadie quiere hablar, otra vez el silencio, la culpa de las víctimas que sobrevivieron, la vergüenza. Y en muchos casos todavía el miedo.

Otra vez el silencio.

Ellos se reproducen y sobreviven por el silencio.

Mi viejo fue uno de los que no dijo que no.

Era miembro de la prefectura, no sé qué hizo, porque nunca lo acusaron de nada, pero sí se lo que no hizo, no dijo que NO.

Al contrario, quiso enseñar a sus hijas que fue una guerra, que los terroristas querían matarnos a todos, que no podíamos decir que él era de prefectura, que si nos preguntaban en qué trabajaba teníamos que decir que era empleado del estado. “Afuera” no se cuenta nada de lo que se habla acá, ni de lo que pasa acá.

Ese “afuera” era malo era peligroso, todos los que no eran de la familia podían ser peligrosos.

Él no dijo que no, y fue parte.

Como miles… ¿cuántos habitantes había en ese momento?

Veinticinco millones de argentinos

jugaremos el mundial, mundial un…

hasta ahí nomás me acuerdo la letra…

Pero el silencio, y los que no dijeron que no.

Todes les que no dijeron que no. son este hoy.

Donde la segunda fuerza política está formada por los ideólogos de la dictadura, porque la pata civil nunca fue juzgada y porque el silencio.

Muchas veces me crucé con personas que hablan de su familiar, del ejército, o de gendarmería, o policía, o prefectura, hay una cierta familiaridad, un sentido de pertenencia, y ahí es dónde surge la pregunta que no se hace, que edad tiene y si estaba de servicio durante la dictadura.

La vez pasada alguien me decía, pero no todos estuvieron metidos, mi respuesta fue, si no estuvieron metidos se hubieran retirado o estarían exiliados, o muertos “en un enfrentamiento”, héroes caídos que los mataron los terroristas, y vos te criaste creyendo eso y sumando odio, fijate, por ahí el asesino es otro.

Cuando me empecé a enterar de lo que pasaba, no entendía cómo pudo pasar. Antes no sabía, tenía la versión de fue una guerra, pero cuando empecé a salir a ese “afuera” tan peligroso, a trabajar, a conocer gente, que algo contaba, pero siempre a medias, siempre con miedo, pocas palabras… algo no cuadraba.

Después el “Nunca más”, y los juicios, y la lucha de los organismos de DDHH, y las pelis, y libros, y… recién ahí ir sabiendo lo que pasó, y entender la mentira en la que me crié, y buscar el propio rumbo.

En soledad, claro… para elegir cómo pensar, o mejor dicho para poder tener un pensamiento propio hay que romper, y hay que salir, y hay que independizarse. Toda mi vida me la pasé o buscando laburo o buscando donde vivir, o buscando las dos cosas, o penando para poder pagar el alquiler, y en medio de esa constante, como pude, ir construyendo conciencia, y tratando de hacer algo con esto que voy sabiendo, que voy comprendiendo, porque yo estuve en la cabeza de mi viejo, y sé cómo piensan, y veo ahora a los juntos por la muerte y veo esa misma capacidad de no sentir la más mínima empatía, esa insensibilidad por el otro, ponen a las personas en un lugar tan alejado, que no les importa su dolor, al contrario, les resulta divertido, y algo de eso lograron filtrar, cuando el humor es la burla del otro, cuando el humor pasa por ridiculizar al otro.

Cuando tenía no sé si cinco años o menos, ni siquiera tengo conciencia de la edad que tenía, mi viejo me decía “váyase de esta casa acá nadie la quiere” y así y seguía hasta que yo, en la desesperación me largaba a llorar, y ahí estallaba la carcajada, se cagaba de risa y me daba un billete de dos pesos para consolarme… para que dejara de llorar. Así se divertía… con su hija, imaginate con alguien que no conocen que además es un “terrorista”.

Veo a distintos personajes los rocas, los ratazis, lo mercado libre, los juntos por la muerte en sus distintas versiones, tanto los enfermos como los asintomáticos, y tienen esa misma actitud de insensibilidad hacia el otro. Miralos cuando hablan, y compará, porque cuando no tenés cómo comparar es cuando te crees que todo es así.

Miralos cuando hablan y después escuchalas a Hebe, a Estela o a cualquiera de nuestras madres o abuelas… y notá la diferencia.

Eso que dicen que Hebe es una sacada, no, no es sacada; siente, ¿entendés? Siente, tiene sentimientos, porque las personas tenemos sentimientos. Eso de que nada te toca, nada te conmueve, que tenés que ser Terminator, eso es mentira, por eso te duele el estómago, por todo eso que sentís pero acallás porque en esta sociedad del orto que se fue formando entre matanzas y silencios, está mal demostrar sentimientos humanos, Porque claro, imaginate que todes dejemos fluir los que sentimos, ¿cuánto dolor hay encerrado en el silencio?

La única forma de curar ese dolor, es hablando, porque las matanzas que pasaron duelen, y nos duelen a todes, por eso mejor que nadie sepa, por eso mejor no se nada no veo nada no escucho nada, por eso una sociedad negadora, nadie vio nada, así pueden seguir amasando sus fortunas sin culpa. Un predio como la Ex ESMA, montones de edificios enfrente, pero nunca nadie vio nada…

El silencio, otra vez.

Los que no dijeron que no, son Auschwitz, dice… los que no dijeron que no, son la ESMA, Campo de Mayo, La Perla, el Pozo de Banfield, de Arana, y tantos otros centros clandestinos de detención.

Antes no entendía cómo pudo pasar la dictadura, cómo se permitió que pasara, hasta diciembre de 2015.

A partir de ahí entendí cómo una sociedad permite que pasen las cosas más terribles, por miedo, por no decir que no.

Y después, claro, nadie lo votó.

Que la pata civil de la dictadura no haya sido juzgada, hizo que pasaran las crisis del 89, la del 2001, y los cuatro años de mm. Que nos endeudaran como nos endeudaron y que la pandemia nos encuentre en este desastre económico.

Hace un tiempo atrás, Lagarde, esa de la que nos teníamos que enamorar, dijo que la gente vivía demasiado, y que el sistema de jubilaciones iba a colapsar el sistema…

Por eso van a aprovechar esta pandemia para eliminar toda la gente que sobra, para ellos.

Hace años que hay crisis de refugiados, porque los grandes poderes económicos se meten en distintos países a llevar “democracia” y dejan masacres, miles de personas huyendo hacia dónde pueden. Miles de personas totalmente desvalidas.

¿A quién te creés que ataca más el virus?

¿A quién mata el virus?

¿Por qué tanta insistencia con que la vacuna no sirve? ¿Desde cuándo la derecha invita a manifestarse?

Se la pasaron cascoteando todas las medidas sanitarias, aunque tuvieran que contradecirse día a día, diciendo cualquier incoherencia, invitándote a tomar lavandina. Nada les importa, tu vida no les importa.

A ellos le servimos muertos.

Si sobrevivimos a esto yo, no quiero estar, del lado de los que no dijeron que no.