Sentir
siempre la extrañeza en todos lados.
No
pertenecer.
No
soy de aquí ni soy de allá.
Soy
yo, solamente la miembra de esta especie.
No
es dar lástima.
Es
entender el lugar que uno ocupa, porque pertenecer o no, tiene que
ver con lo que uno siente... y eso es personal...
Es
un estado de contradicción permanente entre yo y el entorno, que
nunca termina de devenir... porque no se puede...
Todo
esto, viene a cuento de las decisiones que uno va tomando.
Hace
un tiempo, dadas las circunstancias políticas que estamos
atravesando, empecé a escribir sobre lo que es ser hija de milico.
Fue
un poco tratar de contar que quienes participaron de la última
dictadura civivo militar eclesiástica, no eran buena gente, que todo
el accionar era sistemático, y que los milicos actuaron de perros
para el poder oligárquico que hoy nuevamente ejerce... como siempre,
el poder. Estos milicos, nunca se arrepintieron de nada.
Mi
experiencia tiene que ver con ser la hija de un milico, porque estos
personajes tienen una formación, tienen un formateo cerebral que
hace que puedan cometer las peores atrocidades y después escudarse
en la obediencia debida, o en el “lo hacemos por la patria”. Gran
mentira.
Con
todo esto surgió en mi, la necesidad de averiguar cuál fue
realmente la actuación que tuvo mi viejo en todo ese entramado.
Él
murió, en el 2008. Eso no ayuda, y hay quienes se están encargando
de buscar, para contarme.
Lo...
¿interesante? de todo esto es el proceso por el cuál uno pasa,
porque claro, yo tomé la decisión de preguntar, y ahora tengo que
esperar la respuesta.
Y,
mierda, que es un proceso muy conchudo.
Esto
que vengo escribiendo, es porque pienso que a alguien le puede
servir... me imagino que hijas e hijos de, hay miles y miles, y uno
se mete a hacer estas cosas, y es para ver si podemos evitar repetir
la historia, y estimando que sería muy valioso que otres hijes de,
se pronunciaran, por eso acá mi testimonio, de una hija de un
milico, que no sabe qué hizo su padre, pero que dadas... ¿cómo
decirlo?... ¿dada mi historia?... ¿teniendo en cuenta cómo actuaba
conmigo? ¿conociendo mi infancia, y esta que soy ahora producto
de?... lo que sea... dado eso, tengo en mi interior la certeza de
que mi viejo no pasó por la dictadura, sólo como suboficial de
comunicaciones.
Y
acá viene el estar entre dos mundos, porque se produce la
incertidumbre...
Hay
una parte de mi que sabe de lo que era capaz mi viejo... por lo que
hacía con su familia... toda esa crueldad, dificilmente la guardara
sólo para nosotros.
Pero
también surge la duda... ¿y si sí sólo la guardaba para nosotros?
¿Y
si lo mío es una exageración?
¿Y
si no hizo nada?
Y,
la veo difícil dado que tiene medalla de honor de no sé qué
poronga, por los no sé cuántos años de servicio distinguido.
¿Y
si fue un torturador? ¿Si fue un violador, un asesino? ¿Cómo se
digiere eso?
¿Y
si nunca llego a saber la verdad? Vivir con la incertidumbre.
Se
pone peliaguda la cosa, y hay que buscar formas para atravesar todo
esto y poder vivir aunque sea un poco...
Hablando
con una de las hermanas que encontré en este camino, le decía todo
esto, y que no quería que el centro de mi vida fuera esta mierda de
coso que me tocó en el reparto, porque tengo una vida y cosas que
hago y quiero hacer, y eso, en realidad surge, porque está pasando
todo lo que está pasando.
No
me interesa el protagonismo de la novela “La hija del sorete
torturador” y que mi ser y mi identidad pase por ser la hija de un
genocida, poner cara de mártir y ejemplo para la sociedad del
sufrimiento que una puede atravesar, pero seguir siendo ejemplo de
valentía y coso... porque justamente lo que estoy buscando, como
tantos, es que toda esa mierda de dictadura, o dictablanda, no vuelva
a pasar, y que no dibuje mi vida.
Porque
creo que mi vida... así como pueda, debería dibujarla yo...
No
me interesa ser la mujer abnegada que reniega de su padre y por eso,
se inmola ante todos, sufriendo las aberraciones cometidas por su
padre, y pidiendo perdón sin pedirlo, porque las deudas no se
heredan y el pueblo agradecido, por reconocer la hijadeputez de mi
padre y todos sus secuaces, me levanta en andas para...
No.
Lo
único que me interesa de todo esto, y por lo que me expongo de esta
manera casi pornográfica, es porque no se puede volver a repetir
una historia tan terrible.
Porque
estos soretes que están en el gobierno lo que quieren es reivindicar
una dictadura genocida, dónde se cometieron los crímenes más
terribles por parte del estado.
Y
yo, como parte de esta sociedad, y habiendo conocido la mentalidad de
uno de sus ejecutores, no puedo quedarme callada mirando cómo pasa
de nuevo, como desaparecen personas de nuevo, y como gran parte de la
sociedad forra que tenemos, se calla la boca y mira para otro lado,
porque les llenaron el alma de odio.
Porque
¿sabés qué?
Con
la excusa de combatir al terrorismo, se torturó gente, hasta pibes y
pibas que ni siquiera llegaban a la mayoría de edad, se secuestraron
bebes, hombres y mujeres que al día de hoy, y con cuarenta años o
más, todavía no saben quienes fueron su papá, o su mamá.
Asesinaron bebés, asesinaron hombres y mujeres que creían en una
sociedad más justa.
Y
vos podés dibujarla cómo quieras, todo lo que me puedas decir, ya
me lo contó mi viejo para justificar todo lo que se hizo, por eso, a
mi no me engañás.
La
cosa es muy simple, esta oligarquía de mierda que tenemos es la más
sanguinaria en el mundo. Leé un poco de historia, esto no es idea
mía. Todos estos usan a los milicos y fuerzas de seguridad como
perros, para exterminar a quienes se opongan. Cuando uno empieza la
búsqueda para saber qué otras personas pasaron por esta experiencia
de ser hijos de genocidas, lo único que encontras como antecedente
es el nazismo. Si, los que asesinaron 6 millones de judios y demases.
En
esta nueva oleada tienen de perros también al poder judicial.
Cómo, le jodía a mi viejo, cuando le decía cosas así... porque no podía
tolerar, que le haga notar que no era más que un forro de los
poderosos... pero claro, me castigaba a mi.
Por
eso cada tanto, hago un llamamiento a instituciones como la
gendarmería o el poder judicial, porque están compuestas por
hombres y mujeres, que me imagino, no todos son tan estúpidos
como para estar de acuerdo con todo esto que se está haciendo... me
imagino... qué sé yo...
Y
nuestro pueblo... prefiero pensar que hay una mayoría que no aprueba
todo esto, aunque no sepa muy bien qué hacer para evitarlo...
porque, que pase una vez, pueden decir que no sabían nada... pero ¿saben
qué?
esta
vez, nadie puede decir que no sabe nada.
Esta
vez, son cómplices, todos y todas quienes dejan pasar.
El
silencio es cómplice.
Y
después va a ser el martirio de sus hijas e hijos, pensando en cómo
actuaron sus padres... y les puedo asegurar que no es nada agradable
tener colgando sobre sus almas semejante espada.