domingo, 28 de marzo de 2021

Ellos no sienten culpa...

 Este 24 de marzo fue mas sentido, no sé por qué… será que el no poder juntarnos y sabernos que somos muches, dejó esa sensación de tristeza. Pero como hubo mucha actividad virtual, por ahí anduve navegando, leyendo… lagrimeando…

Se armaron distintos hilos de twitter con testimonios de personas de distintas edades, contando de madres, de padres, de hermanes, tíes, abueles, algunes hablando desde el no haberlo vivido, otres con la carga de los años pasados.

También otras actividades virtuales, y otros testimonios… y en muchos de esos testimonios salía a relucir la culpa… la culpa del sobreviviente, la culpa de quienes se exiliaron, la culpa de quienes se escondieron, la culpa… y me di cuenta que ellos, los genocidas no sienten culpa.

Y siguen actuando siniestramente, como es su costumbre.

Lo más impactante de esta última era de guante blanco, fue lo que cuenta Victoria Guinzberg https://www.pagina12.com.ar/331319-convirtieron-a-los-desaparecidos-en-trolls-el-dia-que-encont en esta nota de Página 12, me crucé con un twit de ella dónde empieza a contar, y… me corrió un frío por la espalda.

No soy muy impresionable con las salvajadas que suele hacer esta gente… tengo de parámetro a mi padre, por lo tanto una masomenos entiendo hasta dónde son capaces de llegar, pero esto que cuenta Victoria, que se encontró con su madre desaparecida en twitter, que una cuenta está usando el nombre de su madre desaparecida, que hay otras cuentas vinculadas que también utilizan los nombres de otres compañeres desaparecides… guau… parece que siempre hay un límite más de salvajismo siniestro que pueden atravesar estos tipos, y sin sentir culpa.

Mi intento de aporte a esta causa pasa por tratar de entender cómo funciona la mente de estos siniestros, pensando en cómo era mi padre. Es una base de análisis a la que van sumando distintas personas que conozco, que son gorilas, y que también llevan consigo ese odio visceral… entiendo hasta dónde son capaces de llegar porque sentí la frialdad y la ausencia total de empatía en relatos de mi padre, hablando del dolor y sufrimiento de otres como algo divertido, se con toda certeza que no les va a temblar la mano para romper a quien sea necesario para lograr sus deseos.

Y también gracias a mi padre puedo afirmar que no sienten culpa… muchas veces leo o escucho quienes piensan que “no pueden dormir en paz”… y no… no es así… él siempre decía que como no le debía nada a nadie, apoyaba la cabeza en la almohada y se dormía.

Y esto no es patrimonio sólo de los milicos genocidas, no, para nada, esto es lo mismo que constituye la esencia de nuestros ricos y poderosos, de nuestra oligarquía sanguinaria, los mismos que mataron a los pueblos originarios y se repartieron la tierra, y hasta el día de hoy siguen buscando a quién es necesario asesinar para lograr juntar más monedas en su alcancía.

Y ellos no sienten culpa.

Si analizamos la historia todas esas fortunas se gestaron con sangre y se alimentaron con sangre a lo largo de la historia, la última dictadura fue la más evidente demostración, pero si miramos para atrás… ¿cuánta muerte hay en cada una de esas fortunas?

Pero ellos no sienten culpa…

Escuchar a sobrevivientes, a hijes, a amigues, a distintos actores que les tocó ser víctimas de estos genocidas, y escuchar que sienten culpa… eso me hizo dar cuenta de que los victimarios no sienten culpa.

¿Qué contradicción, no? Las victimas sienten culpa, pero los victimarios no (1)









(1) Escribiendo esto noto que el género de la palabra “victima” es femenino, y el género de “victimario” , masculino… después minimizan la influencia del idioma.