martes, 27 de noviembre de 2018

Parte 8 - Primer ENCUENTRO Internacional de Historias Desobedientes

Una de las frases de cabecera de mi viejo era: “Amigos son los huevos, y se golpean.”
Ya hablé de “el peligro de tener amigues”, en otro post. Pero creo que esta frase encierra algo más, que hasta ahora no veía.
Tuve la suerte de, a pesar de todo, encontrar a lo largo de la vida, personas que refutaban esto, y que son amigues de verdad, y que hasta hoy, están.
Pero TODO, toma una nueva dimensión después de que pasó, el “Primer Encuentro Internacional de Historias Desobedientes.”
En el transcurso de estos meses, más de un año, tuve la suerte de conocer personas increíbles, empezando por las compañeras de HD, mesa coordinadora, que, dior… ¡qué mujeres!
Además de la capacidad de construir todo esto que hicimos, en el medio de toda la vorágine de la organización del encuentro; disponían, todavía, del tiempo, como para ocuparse de buscar la forma de darme una mano a mí, con todo este kilombo que tengo por solucionar, mis cuestiones de casa y de laburo, y por eso estuve a media máquina; ellas se preocupaban por darme apoyo, preguntar y estar para mi, y mis kilombos.
Pasó el tiempo...
Y llegó la fecha del encuentro y empezó a transcurrir.
El viernes que fue la primer jornada, que transcurrió en la ex esma, con la visita guida al Museo de la Memoria… algo tan… ¿qué adjetivo usar para describirlo? Porque me pasó, desde que nos invitaban a esa visita, yo no podía ir… me resultaba demasiado.
Pero, finalmente fui. Y más allá de todas mis contradicciones creo que es un recorrido que es imprescindible hacer, para saber. La MEMORIA es imprescindible, para recorrer estos momentos oscuros que nos tocan vivir.
En la planta baja, en el inicio del recorrido, nos cuentan que en el tercer piso están los lugares de detención, a los que iríamos subiendo. Pero en el, creo que primero y segundo piso, funcionaba un hotel de lujo para quienes tenía que, por algún motivo, alojarse en la ciudad.
Y cuando escuchás eso… se te hace un cortocircuito en la cabeza pensando que, mientras en el subsuelo, torturaban, y en el último piso, tenía a personas enjauladas incluidas a mujeres embarazadas que parían ahí; en el primero y segundo piso había habitaciones para los milicos. Se alojaban como si fuera un hotel.
Todo el recorrido enseña. Y hoy pienso que es imprescindible que todes conozcan.
Quién se entere de todo lo que pasó ahí, no puede quedarse insensible a lo que pasó.
Imposible explicar todo lo que sentí, por momentos necesitaba salir a respirar, fumarme un pucho, intentar de alguna manera acomodar las ideas… difícil.
Después fuimos al ECUNHI, porque se hacía la presentación del libro de Alexandra Senfft, “La sombra larga de los genocidas”.
Alexandra, de entrada la barrera del idioma. Durante la presentación del libro se leyeron fragmentos. Ella es nieta de un nazi, contó parte de su recorrido en la búsqueda de la verdad, de la actuación de su abuelo en ese horror. Contó su primera visita a Auschwitz, sus sensaciones.
Y en un momento dado de la exposición dice que, escuchando lo que contaban en la visita guiada, se da cuenta que el horror no tiene fronteras, porque hay muchas similitudes con lo que ella pudo ver, de los horrores cometidos por los nazis.
Escuchando los fragmentos, no puedo dejar de pensar que tampoco hay fronteras, cuando se trata de la búsqueda de la verdad, de la memoria. Porque esas sensaciones que ella describía de su visita al campo de concentración, eran muy a parecidas a las que yo sentía. Mirar los árboles y pensar en qué vieron esos árboles; pensar en las huellas de dolor que quedan en los materiales y la tierra.
Gracias a la traducción de una compañera, pude contarle esto. Y le agregué que la capacidad de sentir empatía, tampoco tiene fronteras.
Estaba hablando con una persona que nació del otro lado del mundo, en dónde ocurrió una masacre, en mayor grado, pero similar; y teníamos sensaciones en común, pero de las profundas, que casi no se pueden explicar con palabras… mierda, ¿cómo no sentirte hermanada con alguien así?
Ante tanta conmoción, el coro del ECUNHI, nos regaló unas canciones… que fue sentir en un momento tan movilizante, el poder sanador del arte… los agradecimientos nunca son suficientes.
Después, fue la cena de HD, encontrarnos mediante la comida, y ahí pudimos charlar un poco más con Alexandra, y el vínculo quedó sellado. Tantas cosas en común, la búsqueda de la verdad, cómo la verdad puede aliviar… y tantas cosas.
Con les compas de Chile, tuvimos una charla después de la comida, en ese momento que les fumadores huimos afuera para poder darnos con la dosis necesaria de humo y nicotina que nos ayude a continuar. Y hablamos como si nos conociéramos de toda la vida… a todes elles, yo por lo menos era la primera vez que les veía.

El sábado fue el evento principal. En la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Fui muchos tiempo atrás alumna de esa facultad, y en algún momento retomaré, si puedo… y era increíble estar ahí, en estas circunstancias.
Desde que llegué, un poquito sobre la hora, me deslumbró; porque, no me asombra la capacidad de mis compañeras, pero me deslumbró el nivel de detalle con todos los preparativos. Traté de dar una mano en lo que podía, y ni forma tengo de explicar la tormenta de sensaciones…
Todavía no era la hora, y ya iba legando gente a presenciar la jornada.
La sala estaba casi llena. Se anotaron 250 personas… no sé cuantas personas había, pero creo que superaron el número de inscriptos.
La primera mesa era nuestra presentación. Entre todes les compas leyeron el manifiesto que nos presenta en sociedad.
No es mi intención entrar en detalle sobre de qué fue cada mesa y eso, porque lo que más me asombró, fue lo que pasó ahí adentro.
Fue un ENCUENTRO con todas las letras y con mayúsculas.
Y acá quiero retomar, lo que decía al principio, sobre la frase de cabecera de mi viejo y todo lo que significaba.
Mi base de saber sobre los otros, lo que me quisieron inocular como conocimiento sobre “los otros”, es esa extrañeza de “otros distintos de uno”, y “fuera de uno”. Todos los otros son “malos” hasta que con el tiempo demuestran que no lo son, pero siempre por las dudas dejarlos afuera de uno.
Y me encuentro en un evento de estas características, con compañeres que cuentan cosas tan similares a las mías, y hay personas que están escuchando que sienten la misma emoción que nosotres.
Tantos abrazos con compañeres que vienen haciéndonos el aguante desde el principio. Algunes que vi una sola vez, pero que nos encontramos en un abrazo de verdad… de comprensión, de empatía.
Yo la maldita perra ermitaña, estaba desbordada de amor.
Si, yo, desbordada de amor, por algunes casi desconocides…
Creo que es la primera vez en mi vida que entiendo eso que se llama comunidad, amor… cuesta decirlo, pero si, es amor.
Yo la dura, la que no se puede permitir demostrar sus sentimientos porque eso puede ser peligroso, estaba con el nudo en la garganta constante por tanta demostración de amor, por todes les que estaban ahí.
Ver a quienes nos acompañaron, de todos los ángulos de la actividad política y de DDHH.
Personas que vienen peléandola hace años, se molestaron en estar ahí para acompañarnos.
Creo que en este fin de semana aprendí más que en toda mi vida.
Todes les expositores, personas preparadas, referentes… groses, de verdad, tuvieron la generosidad de compartir con nosotres esos saberes.
Y en el medio de una ponencia, se escuchan los aplausos, quienes estábamos en la mesa no entendíamos hasta que vemos que se acerca Norita… y se me empiezan a caer las lágrimas y la miro a Lili que la tenía al lado, para apoyarme en su dureza para no llorar, y la veo lagrimeando peor que yo, y ahí no pude aguantar más y… bueno…
Después de eso, cuando la mesa terminó, me abracé a Bibi, y lloré… se salió el tapón que venía atajando el volcán de emociones.
Ya no había forma de atajar tanta emoción… la maldita perra ermitaña, estaba acorralada, y se iba diluyendo, muerta de miedo.
Y todo se empezó a sentir distinto.
Jung habla de la sombra, esa parte nuestra y dice que no es que haya que eliminarla, sino que se tiene que reconocer como parte integrante de une misme… y no sé qué más. Bueno, usando ese concepto… no sé muy bien qué le pasó a mis sombra… pero por lo menos estos días siento que ya no me está ahorcando, que ya no me frena para respirar.
No es vanidad, es encontrar que ahí afuera de mí, hay muches que me afirman en mi mirada del mundo. Que a pesar de que durante toda mi infancia me quisieron imponer una totalmente distinta, que desde siempre vengo peleando porque no quiero creer que todo es una mierda, porque quiero creer que las personas no son una mierda, porque en algún momento tomé la decisión de que al conocer a alguien, lo primero era brindarle mi confianza, y si, si la cagaba, bueno a otra cosa. Porque fue una decisión consciente esto de buscar ser coherente entre lo que pienso, lo que digo y lo que hago, y lo que pienso es que hay personas buenas, no son todas una mierda, y creo que no hay que mentir, que no hay que joder al otre, no hay que ser careta, y creo en la solidaridad y que hay que ayudar a le prójime, y respetar la vida, sobre todo respetar la vida, y la vida de les otres, como la elijan.
Entonces me encontré, con un montón de personas que se conmovían ante lo que pasamos nosotres, y se conmovían por lo que estamos haciendo. Y que ponían sus mentes y saberes, a pensar y analizar y darle un marco teórico, y a construir conocimiento por lo que nosotres estamos haciendo.
Bueno, qué decirles… soy yo. ;) 
 
Y todavía faltaba el domingo…
Última jornada.
Tuvimos un poquito de tiempo para hablar entre todes les compañeres, y si el amor que fluía en ese almuerzo se pudiera embotellar y repartir a dónde hace falta… cambiamos el mundo.
Recién hoy, martes, puedo poner un poco en palabras todo lo que viví el finde.
Y lo hago en primera persona, esto trata de reflejar un poco todo lo que yo sentí, pero todo esto sería imposible en soledad. Esto es colectivo.
Una de las batallas que tiene casi ganada el capitalismo es la imposición del individualismo… y claro… estos pibes no son boludos, si lo que yo estoy sintiendo estos días, pudieran sentirlo todes… no nos joden más.